La infidelidad no es solo sexual (y por qué necesitas entenderla mejor)

Las infidelidades son uno de los problemas más comunes que llevan a las parejas e individuos a terapia, por eso es necesario comprender qué tipos de engaño hay, por qué no son solamente de índole sexual

Tan común como incomprendida

La infidelidad es uno de los motivos de consulta más recurrentes que atiendo en terapia de pareja, y también en individual cuando las personas acuden por problemas con alguna pareja del presente o del pasado. Las personas llegan todavía en medio del shock de las primeras semanas tras haberse enterado de la infidelidad, o lo más común, desgastadas por los intentos fallidos de superación.

Pese a que prácticamente todas las personas entienden que una infidelidad es tener algo que ver con una persona que no es tu pareja, y que es un problema habitual entre las parejas, la gran mayoría asumen que esto implica tener sexo, lo cual genera un sentimiento de traición y desconfianza, pero suponer que esa es la única infidelidad dificulta entenderla de manera más acertada, afinada, y que abra el panorama a entender otros tipos de engaños.

En este artículo mostraré cuáles son los tipos de infidelidades que existen, cuál es su lógica, y de qué manera podemos entenderla mejor, para entonces sí, mostrarte una ruta por la cual encontrar una salida y poder superarla.

La infidelidad es sexo y otras cosas

Es una realidad que en la sociedad actual la posibilidad de conectarse digital y luego presencialmente con otras personas, ha convertido al concepto de infidelidad en algo que no puede limitarse a la sexualidad.

La infidelidad emocional sería el otro gran tipo de infidelidad en la pareja, y este no es tan nuevo si pensamos en las conexiones emocionales con amores prohibidos, que nunca se consumaban sexualmente por distintas circunstancias, pero en las que había un involucramiento sentimental muy fuerte, superando incluso al que se tenía con la pareja.

Este tipo de infidelidad se trata principalmente de tener un vínculo afectivo recíproco, en donde la mutua comprensión, las atenciones y favores, conceden un lugar importante en los sentimientos con alguien que no es la pareja. Este tipo de relación puede o no incluir sexo.

Cuando se involucran ambos niveles, el emocional y el sexual, estamos hablando de una infidelidad con implicaciones más importantes

El sexo es un comportamiento que puede controlarse voluntariamente, pero cuando además existe un sentimiento con la otra persona, es mucho más complicado porque no es algo que una(o) se pueda forzar a dejar de sentir, incluso si produce culpa en la persona infiel. Ese sentimiento está ahí y es tan o más potente que el sexo, porque la idea o el contacto está cubriendo necesidades emocionales más urgentes. Es por esto que resulta tan importante comprender que la infidelidad involucra otra cosa además del sexo.

De esta manera podemos clasificar las infidelidades en dos grandes tipos:

  • Sexual:

Consumada 

No consumada pero deseada, planeada y en espera de consumación, buscada voluntariamente en aplicaciones como Tinder. Incluye el cortejo con alguien más, de modo presencial o mediante comunicación digital y redes sociales.

  • Emocionales  

Que incluyen o no actividad y deseo sexual.

Un buen ejemplo lo encontramos en la gran serie The Sopranos, cuando Carmela experimenta una profunda conexión emocional  y atracción sexual con Furio, uno de los empleados más cercanos de su mafioso esposo, Tony, quien le ha sido sexualmente infiel en incontables ocasiones. Tony utiliza a las mujeres de un modo machista, mientras que Carmela se siente escuchada, comprendida, y deseada por Furio. Nunca llegan al encuentro sexual, pero los deseos de ella, sexuales y emocionales, son un buen ejemplo de lo que supone involucrarse de esa manera.

Muchas veces se dice que a los hombres les duele más la infidelidad sexual, y a las mujeres la parte emocional, sin embargo yo discrepo por dos motivos: lastiman las dos, hacen daño y causan dudas, y además, eso implica explicar el engaño mediante el modelo hegemónico del género binario, en donde el varón es el sujeto sexual de la pareja, más racional que emocional, y las mujeres son seres primordialmente emocionales y cuya sexualidad está siempre supeditada a sus sentimientos.

Ninguna de las dos visiones parece adecuada para los tipos de personas que escucho en el consultorio, donde los varones, como van pudiendo, pero se reconocen cada vez más como sujetos con una parte emocional (por algo se empieza), mientras la sexualidad femenina y la búsqueda del placer está bastante más normalizada en sectores cada vez más amplios, y muy en especial en aquellas mujeres feministas que nos enseñan la relevancia del cuerpo y la sexualidad en los ámbitos de la política cotidiana, y en las relaciones cercanas.

Los mitos que necesitas dejar de creer

Las infidelidades son algo tan común que prácticamente todos hemos pasado por ello o conocemos a alguien muy cercano, incluso dentro de nuestra propia familia, así que no pareciera tan difícil definirla como una traición a la confianza de la pareja.

Sin embargo, y precisamente por tratarse de un problema común en los comportamientos sexuales, es algo de lo que todos creen tener una opinión y así encontramos cosas que se dicen comúnmente, y le fueron dando forma a la manera en la que entendemos la infidelidad, pero que son incapaces de explicar con precisión cómo y por qué ocurre. Los lugares comunes son tres:

  1. Buscaba fuera lo que no tiene en casa.
  2. Su pareja no le satisface sexualmente.
  3. Se dio la oportunidad.

Puros mitos. La verdad es que aluden a la sexualidad, principalmente desde la perspectiva machista que intentan justificar la supuestamente insaciable libido masculina, mientras refuerzan la equivocada idea de que la sexualidad femenina “correcta” es aquella que se controla. La lógica de estos mitos es bastante simplona porque supone que si hubiera buen sexo nadie sería infiel, y por las muchas carencias emocionales que se intentan cubrir con el amor de pareja, esto se desmiente con facilidad.

En realidad en la infidelidad participan varios aspectos:

  • Emocional
  • Sexual
  • Familiar
  • Social y cultural

Cada uno de ellos juega un papel en mayor o menor grado para que la infidelidad suceda, por eso no hay una sola explicación que sirva para todos los casos ni para todas las personas, sino que en cada quien varía la importancia de uno u otro. Claro que la sexualidad (que es más que solo genitalidad) es un punto fundamental de toda relación de pareja, pero como venimos viendo, también lo es el aspecto emocional, los cuidados, y la historia familiar de cada uno de los integrantes de la pareja, porque si hubo infidelidades en los padres de alguno, es una historia que pesa.

Luego está lo cultural y lo social, que determina lo que debería ser una pareja, cuáles son los parámetros para medir los valores del amor, la familia y la lealtad, y también cómo se supone que deban ser una mujer y un hombre, valores heteronormados, por supuesto. Y no podemos olvidarnos del amor romántico, que es el modelo a partir del cual la gran mayoría de las personas se relacionan en las sociedades occidentales.

Por todo esto es que los mitos mencionados arriba, son solo intentos de explicaciones que resultan parciales y regularmente falsas, ya que no ilustran cómo y por qué suceden las infidelidades que son algo más complicadas que una relación sexual.

Aun se pueden encontrar personas y psicólogos con un entendimiento limitado sobre la infidelidad, como para afirmar que esta es solamente sexual, pero su problema es que dejan fuera de  consideración el papel de las emociones, que son el indicador principal.

Cómo trato la infidelidad en terapia con enfoque en emociones

Lo primero es darle escucha al dolor, al enojo, la decepción, la tristeza, escuchar las dudas de quien sufre por la infidelidad. Y luego por supuesto escuchar a quien la cometió, porque quizá sea una forma incorrecta de comunicar algo importante que no se ha dicho, y el consultorio sea el espacio indicado para ello.

Escuchar a las dos partes es fundamental para entender cómo es que se están explicando la situación, ya que podría darse el caso de que alguien le reste peso a lo ocurrido, ya sea porque “no llegó a lo sexual” demeritando la importancia de la infidelidad emocional, o incluso la parte engañada a veces intenta contar una historia donde minimiza sus emociones con tal de no considerar una separación que, suponen, sería más dolorosa. Esto último es una evitación muy peligrosa a largo plazo para la salud mental, y un indicativo de problemas serios de autoestima o dependencia.

Las emociones importan porque nos dan la clave del malestar que produce una infidelidad, ya que permite entender cuáles son los puntos más relevantes para la parte afectada, y también para tener una explicación sincera de qué motivó a la persona infiel.

Con esta información, trabajamos para saber si hay un futuro para la pareja, y entonces el proceso continúa en función del objetivo, ya sea recuperarse juntos o ver opciones por separado.

Muchas son las parejas que superan por infidelidad, pero primero hay que aclarar el panorama, conectarse con las emociones propias y luego ver si éstas son entendidas y validadas por la pareja, porque solo así podrá comenzar a cicatrizar una herida como estas.

Y si te preguntas si la terapia individual te puede ayudar a superar una infidelidad de tu ex, o de una pareja actual que no quiere ir a terapia (o que tú prefieres que no vaya, y esto se vale), la respuesta es sí, claro que podemos construir una comprensión desde tus emociones y la información de la cual disponemos, con los respectivos ajustes al objetivo de la terapia, que será establecido solo contigo.

Conclusiones

La infidelidad altera emocionalmente, tu capacidad de concentración, tus ganas de estar con alguien a quien querías, tu confianza en el amor, en tu pareja, y también en quién eres. Pone en duda la realidad en la que creías vivir, y eso es un shock muy difícil.

Pensar la infidelidad simplemente como sexo es parcial e insuficiente, porque una infidelidad emocional va a poner en cuestión todo eso con igual o mayor fuerza, por eso es tan importante que comencemos a darle el mismo peso a ambos tipos, ya que: 1) produce emociones y dudas muy similares, y 2) manda un mensaje a la pareja de que hay un problema, en la relación y/o en la parte infiel (casi siempre en ambos), además de que vuelve súper necesario hablar del problema de la monogamia.

La relevancia de un enfoque en emociones para comprender las infidelidades me parece ineludible en la actualidad, ya que es solo mediante estas que podemos dimensionar adecuadamente el daño causado. Si el dolor es mucho, en la terapia estratégica decimos que solo podemos sanarlo atravesando el dolor, no dándole la vuelta. Encarándolo de una vez se logra dejarlo atrás, evitarlo solo lo prolonga.

Para recuperarse es indispensable escuchar el dolor, muchas palabras sinceras, y sobre todo, acciones que reparen lo que la infidelidad rompió

Para abrir un capítulo nuevo, van a necesitar recuperar esa constancia que una vez hubo y la infidelidad rompió como si de un machetazo se tratase. Y la constancia es esfuerzo sostenido en el tiempo, dosis de paciencia, y más tiempo, para que entonces la identidad de la pareja se pueda recuperar, para que los hechos hablen y le digan a la persona engañada: sí, aquello pasó antes, pero no otra vez, puedes confirmar que prefiero quedarme para respetarte.

Aunque claro, para emprender el camino de la recuperación, la parte agresora va a tener que hacerse cargo de su responsabilidad… y eso no siempre pasa. Pero si asume lo que hizo, el dolor que causó, y que eso no es amor, entonces podrán ponerse manos a la obra para sanar y construir algo nuevo junto(a)s.

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